martes, 16 de abril de 2013

Podria estar enojadisimo conmigo mismo.

Podria estar enojadisimo conmigo mismo.
Podria tildarme de careta, de falso, de debil... de mentiroso.
Todas las palabras y las teorias desarrolladas para entender, abrazar y considerar a la soledad como estado natural se me vuelven en contra como un boomerang violento, lleno de rencor y de verdades.
Podria mirarme al espejo y preguntarme que paso con todo lo que pensaba hasta hace 6... 7... quien sabe cuantos meses atras.
Podria pensar que todas las mujeres perdieron mi numero de celular y jamas lo volvieron a encontrar.
Podria poner en duda TODO lo pensado hasta hoy... pero... La persona que se interpuso (inocentemente) entre mis convicciones y yo, no da lugar a dudas. No permite que esta nueva realidad tenga grietas y encarna la mejor version posible de un (supuesto) imposible.
Ella y sus supuestas convicciones, supuestamente parecidas a mis propios supuestos, se subieron a mi caballo y de repente hubo lugar para todos.
[...]
Viendola, viendote... sabiendote mia, no puedo estar enojado conmigo. No me puedo castigar, no me puedo etiquetar de debil, de falso ni de careta... era solo cuestion de cruzarnos, poque sos la excepcion, porque sos inevitable, porque das por acabada cualquier comparacion. Porque al fin sos, la mejor compañia que podria existir para mi (bien entendida) [supuesta] soledad.