viernes, 22 de abril de 2011

Como todas, todas, todas las noches, la ciudad elije los mejores colores y se los pone encima… siempre coqueta, preparada y a la búsqueda…  pero esperando. Sin embargo hoy, se viste solamente para mi. Con su ropa interior de algodón (sin corpiño, claro), con la remera que tanto me gusta y esas medias largas que le regalo alguna otra ciudad para el dia de la madre... y salgo a buscarla, porque sé que me espera, para abrazarnos… para mirarnos a los ojos… y para no sentirnos tan solos, al menos hoy.
Y esquivando cañitas voladoras, borrachos sin destino, botellas testigos de excesos, y algún que otro taxi, ahí voy… a su encuentro, a nuestra cita privada, a caer en sus brazos abiertos, tan protectores como destructivos, tan calidos como increíblemente frios, capaces de albergar tantas historias como existan. Capaces de alimentar realidades y matar sueños en un segundo.

Me voy…